En el Universo todo es energía, siempre en movimiento y en continuo proceso de Cambio. Ondas, partículas tan solo el 5% del Universo está compuesto por la materia que todos conocemos, el 23% es materia oscura y el 72% restante, energía oscura. En el cole aprendimos que la energía, en cualquiera de sus formas, no puede crearse ni destruirse, tan solo transformarse.
Nosotros, los humanos, como el resto de los animales y de nuestros otros compañeros en el planeta: las rocas y las plantas, somos energía, de ella nos alimentamos y además, la emitimos continuamente. ¿Por qué creer tan solo en aquello que puede percibirse con nuestros sentidos? los colores que los insectos pueden ver y nosotros no ¿no son reales? ¿Por qué nos sentimos mejor en unos sitios que en otros independientemente de lo bonitos que sean? ¿Por qué no podemos soportar la proximidad de ciertas personas incluso antes de conocerlas y otras nos llenan de paz sin abrir la boca? ¿Por qué utilizamos la expresión me da buenas o malas vibraciones para referirnos a personas o lugares? Sencillamente, sentimos su energía y pueden o no estar en concordancia con la nuestras, tener determinada vibración que nos guste más o menos. La energía no miente. No hay más que observar a un niño, cuando son pequeños, tampoco mienten, si no les gustas lo sabrás. O una madre cuando presiente que algo le pasa a su hijo en la otra parte del mundo y ¡acierta! Establecemos lazos energéticos que nos dan información continua sobre lo que nos rodea. Estamos todos conectados, nos guste o no, creamos o no. Con la tecnología adecuada (la más conocida tal vez sea la cámara Kirlian) cualquiera puede ver con sus propios ojos como efectivamente somos focos constantes de energía, y por lo tanto de información, de luz, de muy diversos tipos y vibraciones, más o menos sutiles.
Aprender a trabajar con ella, a utilizar la información que nos presta, a canalizarla incluso, puede, literalmente, cambiarnos la vida.