El miedo me come

Vamos a olvidarnos de todo y a imaginar un poco.

No has comido, imagina que coges una cuchara y que estás degustando tu plato favorito. Si le pones la suficiente imaginación y entras de lleno en ello, visualizando todo el banquete, como coges el cubierto o incluso como te lo comes con las manos, su color, su sabor, su textura en la lengua, su olor, su temperatura, es probable que tu boca comience a salivar como un bulldog comiendo un cacahuete, y que tu sistema digestivo segregue jugos gástricos para hacer la digestión, pero ¿en tu estomago que hay?

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